Científicos proponen convertir minas abandonadas en baterías gravitatorias

Una vez agotado el mineral de una mina, ésta deja de tener utilidad y se convierte en un agujero abandonado en el suelo. Sin embargo, según un nuevo estudio, los pozos de esas minas podrían servir de baterías gravitatorias para almacenar energía.

En pocas palabras, se trata de un sistema en el que la electricidad se genera al soltar una carga pesada, dejándola caer. Esa electricidad puede utilizarse entonces en momentos en que la demanda de la red municipal es alta. En otros momentos, cuando hay un exceso de energía en la red, el sistema de baterías de gravedad utiliza parte de esa energía para volver a subir la carga, almacenando así la energía para su uso posterior.

Uno de los tipos más comunes de esta tecnología es lo que se conoce como sistema hidroeléctrico de acumulación por bombeo. En este sistema, el agua se suelta desde un punto elevado y genera electricidad haciendo girar las turbinas a medida que desciende. Cuando se dispone de energía sobrante, el agua se bombea de nuevo al punto de partida.

El año pasado, científicos del Instituto Internacional de Análisis de Sistemas Aplicados (IIASA) de Austria propusieron un tipo distinto de batería gravitatoria. La idea básica era que los ascensores de los edificios altos utilizaran sistemas de frenado regenerativo para generar electricidad mientras bajaban cargas pesadas de los pisos superiores a los inferiores. Unos robots autónomos tirarían de las cargas para subirlas y bajarlas de los ascensores, según fuera necesario.

Esto nos lleva al sistema de almacenamiento subterráneo de energía por gravedad (UGES), propuesto recientemente por los mismos investigadores. También utilizaría ascensores, pero éstos estarían en pozos mineros en desuso y subirían y bajarían contenedores llenos de arena.

Una serie de motores/generadores eléctricos situados a ambos lados del pozo subirían y bajarían cada ascensor, generando electricidad mediante un sistema de frenado regenerativo en la bajada y utilizando parte de esa electricidad en la subida.

Para lograr la máxima eficacia, los ascensores podrían recibir una carga de arena en la superficie, retirarla en el fondo del pozo y volver a la superficie vacíos. Ni que decir tiene que, en este caso, la zona de almacenamiento del fondo del pozo acabaría llenándose de arena. Por este motivo, cuando hubiera un exceso de energía en la red, los elevadores tendrían que llevar parte de la arena de vuelta a la superficie. Para la carga y descarga se utilizaría una combinación de cintas transportadoras eléctricas y camiones volquete.

Los científicos calculan que UGES podría tener un potencial mundial de almacenamiento de energía de entre 7 y 70 TWh (teravatios hora), y que la mayoría de las plantas se ubicarían en países donde ya hay muchas minas abandonadas, como China, India y Estados Unidos.

«Cuando una mina cierra, despide a miles de trabajadores […] UGES crearía unas cuantas vacantes, ya que la mina prestaría servicios de almacenamiento de energía tras el cese de sus operaciones», explica Julian Hunt, de IIASA, autor principal de un artículo sobre el estudio. «Las minas ya cuentan con la infraestructura básica y están conectadas a la red eléctrica, lo que reduce significativamente el coste y facilita la implantación de plantas UGES».