El "reinicio" epigenético revierte el envejecimiento en ratones y podría alargar la vida

Científicos de la Facultad de Medicina de Harvard han investigado por qué envejecemos y han descubierto una posible forma de revertirlo. En pruebas con ratones, el equipo demostró que los síntomas del envejecimiento se deben a «fallos de software» epigenéticos, y que un reinicio del sistema puede revertirlos y alargar la vida.

Nuestro genoma contiene nuestro ADN completo, que se encuentra en cada una de las células de nuestro cuerpo. Pero no es todo: hay una capa adicional de información, conocida como epigenoma, que controla qué genes se activan y desactivan en los distintos tipos de células. Es como si todas las células de nuestro cuerpo trabajaran con el mismo manual de instrucciones (el genoma), pero el epigenoma fuera como un índice que dirige a las distintas células a capítulos diferentes (genes). Al fin y al cabo, las células pulmonares necesitan instrucciones muy distintas a las cardíacas.

Factores ambientales y de estilo de vida como la dieta, el ejercicio e incluso las experiencias de la infancia pueden cambiar la expresión epigenética a lo largo de nuestra vida. Los cambios epigenéticos se han relacionado con el ritmo del envejecimiento biológico, pero sigue sin estar claro si impulsan los síntomas del envejecimiento o son un síntoma en sí mismos.

Para el nuevo estudio, investigadores de Harvard realizaron experimentos en ratones para averiguarlo. Mediante un sistema denominado cambios inducibles en el epigenoma (ICE), el equipo aceleró el proceso natural de daño y reparación del ADN en ratones, para comprobar si esto también aceleraba los síntomas del envejecimiento.

En las células de los mamíferos, nuestros cromosomas sufren hasta un millón de roturas de ADN por minuto, y los factores epigenéticos coordinan muy rápidamente las reparaciones antes de volver a su ubicación original. El equipo creó ratones que sufrían roturas de ADN a un ritmo tres veces superior al normal.

Con el tiempo, descubrieron que los factores epigenéticos se «distraían» más y no volvían a casa después de reparar las roturas de ADN, lo que provocaba un desorden en el epigenoma. A los seis meses, los ratones ya mostraban signos físicos de envejecimiento y su estado de salud era mucho peor que el de los ratones no editados de la misma edad.

Con esto, los científicos dicen haber confirmado el papel del epigenoma en el envejecimiento. El siguiente paso era comprobar si podemos hacer algo al respecto, así que el equipo administró un cóctel de terapia génica de tres genes, conocidos como Oct4, Sox2 y Klf4. Estos genes actúan en las células madre y, en trabajos anteriores, el equipo descubrió que podían utilizarse para devolver la visión a ratones con glaucoma asociado a la edad.

En este caso, los ratones ICE experimentaron una drástica reducción de los biomarcadores de envejecimiento. Sus epigenomas se desordenaron y devolvieron a sus tejidos y órganos un estado más juvenil.

«Es como reiniciar un ordenador que funciona mal», afirma David Sinclair, autor principal del estudio. «[Puso] en marcha un programa epigenético que llevó a las células a restaurar la información epigenética que tenían cuando eran jóvenes. Es un reinicio permanente».

Este descubrimiento es potencialmente enorme, afirma el equipo. Al abordar el envejecimiento en sí, muchas enfermedades que surgen de este proceso natural podrían tratarse con mayor eficacia.

«Si es correcto, significa que el cáncer, la diabetes y el Alzheimer podrían tener la misma causa subyacente que puede revertirse para tratar o curar las afecciones relacionadas con la edad con un único tratamiento», publicó Sinclair en Twitter.

Aunque aún queda mucho por investigar antes de que puedan hacerse realidad objetivos tan elevados, ya se está trabajando en ello. En un artículo preliminar, aún pendiente de revisión por pares, se administró el mismo cóctel de terapia génica por vía sistémica a ratones ancianos, a una edad equivalente a los 77 años de los seres humanos. Estos ratones vivieron un 9% más que los no tratados.